Nos costó encontrar nuestros primeros marzuelos, después de recorrer tres sitios sin éxito, y cuando ya desistíamos en el cuarto, vimos algo que nos llamó la atención. Troncos de setas a ras de suelo, comidos por algún animal, suponemos que un ciervo, por las huellas de pezuñas.
Entonces recordé haber leído un post de Marta (gracias madame) en el que afirmaba la dificultad de encontrarlos y la posibilidad de apoyarse en los rastros de los animalitos para hallarlos.
Así que buscamos más minuciosamente por los alrededores y allí estaban, aquí tenéis unas fotos: