Saludos
por consejo de SrHongo voy a hacer un post donde iré contando los avances de mi investigación. Como no se por donde empezar he dividido el proceso en varios pasos:
1. Recolección de semillas y desarrollo vegetal:
- Quercus suber (alcornoque)
- Quercus Ilex (encina)
- Quercus lusitánica
- Quercus pyrenaica (roble)
- Quercus faginea (quejigo)
- Quercus coccifea (coscoja)
- Castanea sativa (castaño)
- Cistus landanifer (jara pringosa)
- Pinus pinea (Pino piñonero)
- Pinus pinaster (pino resinero)
Roble:
Pino:
Castaño:
Alcornoque:
Encina:
Quercus lusitánica:
Las semillas fueron recogidas en el otoño de 2009, excepto las de cistus que lo fueron en el otoño de 2008 (y plantadas sin regar en el verano de 2009 para que estuvieran bajo altas temperaturas durante tres meses, ya que necesitan altas temperaturas para germinar) y plantadas en el invierno de 2009.
En esta parte del experimento necesité un gran esfuerzo, ya que en recipientes tan pequeños es muy fácil que les falte agua, pero sin pasarse, ya que un exceso de agua resulta fatal si lo que queremos es micorrizar. Las raíces que son micorrizadas son las raíces laterales, son muy pequeñas están muy ramificadas para conseguir la mayor absorción posible, si les sobrase agua estas raíces se atrofian produciendo raíces gordas sin apenas ramificaciones no aptas para la micorrización.
Decir que el sustrato que utilicé fue sustrato universal “compo Sana” y sustrato de la misma zona donde recolecte las semillas (que fue el mismo lugar donde recolecté los carpóforos) utilizados de forma arbitraria, es decir, donde cogí las castañas cogí tierra y plante castaños en esa tierra y otras castañas en sustrato compo.
Es interesante este punto, ya que según los resultados obtenidos por ahora puedo decir que la micorrización está siendo mayor en el sustrato artificial.
Una vez germinadas las semillas hay que esperar a que las raíces se desarrollen, ya que los primeros meses de vida apenas tiene una raíz pivotante y alguna bifurcación de esta.
Para un desarrollo óptimo, tanto de las plantas como de sus raices, es necesario que tengan más de 5 horas de sol directo, así que una buena localización es fundamental para obtener buenos resultados.
2. Recolección de esporas e inoculación:
Amanita Caesarea
Amanita ponderosa
Lactarius deliciosus
Elegí las dos primeras no sólo por su atractivo micológico, sino por ser un reto, ya que no se conocen casos de éxito en la micorrización de amanitas.
Cuando las plantas hayan crecido un poco (en mi caso he esperado un año) el siguiente paso es la recolección de carpóforos para extraer las esporas. Aquí he acudido a las investigaciones que hay en Internet para ver que manera es la más eficaz. Ni que decir tiene, que la manera más eficaz es la de aislar el hongo en el laboratorio y después insertar el micelio en la raíz, pero como no tengo medios técnicos he tenido que recurrir a la técnica más sencilla: inoculación esporal líquida.
Esto es, coger las setas, batirlas con agua destiladas y regar con el líquido resultante las plántulas. Decir que a diferencia de lo que comentan en los distintos experimentos utilicé agua del grifo, que utilicé sólo las partes reproductoras de la seta (himenio) y que lo hice en una proporción mayor de seta que la que utilizan.
Es uno de los pasos más delicados del proceso, si fallamos con el riego en los días posteriores a la inoculación, echamos a perder todo el trabajo. No le puede faltar humedad al sustrato, pero tampoco le puede sobrar, ya que nos estamos arriesgando a que las esporas se vayan con el agua filtrada por la maceta. Aconsejo primero humedecer el sustrato y después regar con el batido esporal.
Para inocular lo que he hecho es sacar el cepellón de raíces y regarlo para que el líquido se reparta homogéneamente por toda la raíz. He repetido este proceso tres, y hasta cuatro veces en algún caso a lo largo de varias semanas, para que las probabilidades de éxito aumenten. Mi consejo es que se hagan las veces que se puedan (en contra está la dificultad de encontrar las setas).
Para asegurarnos de una correcta micorrización deberemos dejar un pequeño número de plantas testigo. Estas son plantas sin inocular, así si no hay micelios en sus cepellones podremos saber que la micorrización de las demás plantas no es espontánea por otro hongo no deseado.
3. Seguimiento y desarrollo del micelio.
Es el proceso más largo y que más paciencia requiere. Es una etapa que va desde la última inoculación hasta que la planta, visiblemente micorrizada, es transplantada en su lugar definitivo.
A los pocos días de la inoculación (si todas las variables se han hecho correctamente) veremos una especie de pelusilla blanca en todo el sustrato, las esporas han germinado y se trata de miles de micelios primarios. Para que se transformen en micelios secundarios se tienen que unir dos primarios de distinto signo. Hasta ahí todo es sencillo, lo complicado es que el micelio secundario encuentre una raíz receptiva.
Cuando esto se ha conseguido vemos que un micelio visible a simple vista empieza a desarrollarse y a colonizar el cepellón.
Lactarius deliciosus en conífera:
Amanita caesarea en alcornoque, el micelio de esta especie es menos vistoso que el anterior.
En este paso, como en los anteriores lo más importante es controlar la humedad del sustrato, controlar el espacio que poseen las raíces, ya que si les falta espacio las plantas empezarán a morir o a tener falta de nutrientes, ni que decir tiene que no se pueden abonar. Si vemos que se está produciendo este caso debemos transplantar a un contenedor mayor, pero con un sustrato igual al del contenedor anterior para no causar estrés ni a la planta ni al micelio.
Otro problema que se puede presentar son las plagas, evidentemente tampoco se pueden utilizar insecticidas. Básicamente con las que he luchado hasta ahora son pulgones, babosas, moscas de humedad, mosca blanca, cochinillas, hormigas y lombrices. Estas últimas no se hasta que punto son perjudiciales, porque ciertamente enriquecen el suelo, pero a base de filtrar tierra (junto con micelio supongo). La solución es la extracción manual de los animalitos no deseados, ya que si utilizamos cualquier insecticida podemos poner fin a nuestro ensayo.
Uno de los cambios físicos más significativos del micelio es cuando comienzan a formarse los propágulos. Se observan unas pequeñas bolitas que en un futuro, si se presentan las condiciones idóneas serán setas. Se suelen formar en primavera para fructificaciones otoñales y viceversa para las primaverales.
Detalles de los propágulos:
Es un paso importantísimo, ya que parece que el micelio no sólo se ha desarrollado, si no que está preparado para reproducirse.
Este paso terminaría con el transplante de la planta micorrizada a su lugar definitivo. Normalmente se hace en otoño o al principio de la primavera porque así nos aseguramos que a la planta no le va a faltar agua de lluvia. Esto se hace así porque una planta como la nuestra en su estado natural tendría una profundidad radical cuatro o cinco veces mayor, por lo que a esas profundidades se asegura hidratación durante el verano. A pesar de esto, si queremos obtener resultados hay que regar en verano, porque seguramente la raíz pivotante no habrá llegado a la profundidad necesaria.
En fin, espero que a los que estáis en un experimento parecido os sirva de algo.
Un saludo.