Amanece en la Sierra Ibérica, 6 grados en el exterior y esa fina lluvia que cae ligeramente de lado. Desayuno copioso junto a la chimenea, nervios, risas y cuando te quieres dar cuenta ya estas pateando alguna ladera de coníferas mirando al suelo como si se te hubiera caído algo y no lo encontraras. En realidad no miras, no encuentras... observas y buscas. Buscas ese preciado manjar que ha sido la perdición de Césares y Dioses, las setas.
Muchos vais a pensar que estoy loco, que soy un friki, pero solo el que ha ido a coger setas sabe de lo que estoy hablando.
Vas por el monte como perdido y de repente te asalta esa sensación... ¿alegría?¿excitación?¿gozo? ... quizás una mezcla de todas! Con la inocencia e ilusión de un niño que va por la playa y encuentra una concha especial te apresuras a comprobar que lo que has visto a lo lejos es lo que piensas que es. ¡Has encontrado una seta!
Para más fotos y comentarios visita mi blog:
luzygravedad.com