Hola.
Un resumen del resto de lo que se ha dejado ver este pasado otoño, muy irregular en lo que a la micología se refiere, con un octubre muy fructífero y un final de noviembre y diciembre muy seco, por lo menos en las zonas que suelo frecuentar, empezamos como de costumbre con los cromos nuevos, es esta ocasión hasta 25:
El primero un regalito de
Juan Andrés Román, una que llevaba buscando desde hace años, sobre Russulas en descomposición, tenemos la
Asterophora lycoperdoides.
Sobrer la superficie de un tronco tumbado del suelo, en un avanzado estado de descomposición tenemos un Corticial, con esporas nodulosas y amiloides, con asterosetas y asterohifidios, el
Asterostroma medium.
Un Cortinarius que me enseñó
Javi Calvo, por tierras burgalesas, el Cortinarius cupreorufus, actualmente
Calonarius cupreorufus.
Y en el mismo sitio otro Cortinarius, con sombrero muy viscoso que da origen a su apellido, el
Cortinarius mucosus.
Y como no hay dos sin tres, muy cerca de los anteriores, otro Cortinarius, el
Cortinarius venetus.
Con un aspecto bastante peculiar, con un sombrero muy liso que nos despistó en un principio, aunque la microscopía no deja lugar a dudas, se trata del
Crepidotus crocophyllus.
Un Entoloma propio de jarales, el
Entoloma cistophilum.
Sobre suelo carbonizado, un pequeño ascomiceto, la
Geopyxis carbonaria.
Un Clitocybe con el sombrero escamosillo, la Clitocybe squamulosa, actualmente
Infundibulicybe squamulosa.
Unos ascomas gelatinosos amarillos sobre una hoja de roble, con forma más o menos globosa, de muy pequeño tamaño de tan solo entre 0,5 y 0,7 mm. de diámetro, agradecer a
Thorben Hülsewig su gran ayuda en la determinación de la especie, a quién a su vez se la identificó
Weith Seifert, sin la ayuda de ambos jamás la habría identificado, ya que se trata de un género monoespecífico, y además un perfecto desconocido, la
Infundibura adhaerens.
Cuatro nuevos Inocybes para añadir a mis archivos, en soto fluvial y bajo chopos tenemos la
Inocybe helobia.
Bajo pinos, la
Inocybe leiocephala.
Y en la mismo habitat que la anterior la
Inocybe queletii.
Para terminar con los Inocybes, otro regalito de Javi, este enrojeciente al roce, la
Inocybe whitei.
Un Lactarius propio de jarales, el
Lactarius cistophilus.
Un nuevo Lophodermium, con este ya van cuatro, sobre tallos de gramíneas en descomposición, tenemos el
Lophodermium gramineum.
Un Lyophyllum, al igual que el Lyophyllum transforme con esporas triangulares, este con mayor porte, el
Lyophyllum rhopadopolium.
Una Otidea propia de abetos, esta me la trajo Juan Andrés, y además con una bolsita de acículas para la foto, la
Otidea tuomikoskii.
Una Pholiota que a pesar de no considerarse para nada rara se me resistía, 10 años he tardado en encontrarla, sobre suelo quemado la Pholiota highlandensis, actualmente denominada como
Pholiota carbonaria.
Sobre una hoja de roble, un Mixomiceto poco común, con el pie muy corto, y en algunos casos hasta ausente, el
Physarum newtonii.
Este me lo encontró
Aitor Calvo, brotando sobre Scleroderma citrinum, el poco común,
Pseudoboletus parasiticus.
Una Russula, no suelo fijarme en ellas, ya tan solo por lo complicadas que son, ya que termino siempre secuenciando, pero esta Javi me la identificó ya en el mismo sitio de recogida, la
Russula cessans.
Sobre un tronco descortezado de pino, un anamorfo, estos no suelen darse en la Naturaleza, el
Talaromyces pinophilus.
Una Tapinella que tenía entre ceja y ceja, por fin ha caído, la
Tapinella panuoides.
Para terminar con los cromos nuevos, una Tomentella, con basidios que no reaccionan frente al KOH, la
Tomentella punicea.
Seguimos con más cosas que ya había estudiado con anterioridad, aunque siempre va bien el dar un repaso.
Un Agaricus, por la manera en que enrojecía, en el lugar de recogida pensé en Agaricus langei, la microscopía no deja ningun lugar a dudas, se trata del abundante
Agaricus sylvaticus.
Sobre la superficie de una caña. una vieja conocida, la
Apiospora montagnei.
Esta las tres veces que me la he encontrado ha sido en hayedo, en esta ocasión en pleno estado de forma, con un aspecto muy particular que da lugar a su apellido, la
Bertia moriformis.
Muy abundante, con himenio meruloide, muy fino y poco adherido al sustrato, el
Byssomerulius corium.
Un anamorfo con un aspecto muy parecido a la fase asexual de la Daldinia concentrica, pero con una microscopía completamente distinta, el
Chromelosporium carneum.
Un Coccomyces, hasta ahora solo lo había encontrado sobre hojas de roble, ahora también sobre una pequeña hoja en descomposición de Rhamnus alaternus, el
Coccomyces dentatus.
Un par de Cortinarius, por un lado el
Cortinarius cinnamomeus.
Y por otro lado el
Cortinarius semisanguineus.
Un Crepidotus con esporas esféricas y verrucosas, este ya no pasaba por su mejor momento el
Crepidotus cesatii.
Otro Crepidotus, este de pequeñas dimensiones, sobre un tronco de roble tenemos el
Crepidotus subverrucisporus.
Sobre madera de pino, por su colorido el muy vistoso
Crustoderma dryinum.
Un Corticial, sin cistidios y sin fíbulas, la
Efibula tuberculata.
Un Entoloma que solo me había encontrado en una ocasión, el
Entoloma mougeotii.
Un Basidiomiceto disfrazado de Ascomiceto, de muy pequeño tamaño, tenemos la
Flagelloscypha minutissima.
Sobre un tronco tumbado de pino, un Polyporal que para poder llegar a su identidad tuve que recurrir al análisis molecular, la Antrodia ramentacea, según Index Fungorum, actualmente
Fomitopsis ramentacea.
Otro Corticial sobre madera de pino, 10 años para poder dar con él y ahora me lo encuentro en todas mis salidas, la
Gloiothele citrina.
Otro Corticial este con basidios llenos de granulaciones que dan lugar a su nombre, el
Granulobasidium vellereum.
Un Inocybe bastante común bajo pinos, con un marcado mamelón, la
Inocybe fuscidula.
Seguimos................................................