Os cuento la visita del huésped. El lugar donde aterrizó no es el tejado de la casa, es un patio de luces, por lo tanto, el buitre no podía salir volando por el espacio reducido. Cuando llegaron a recogerlo los de Protección de Animales, había que acceder al patio por una ventana. Al acercamos a él para meterlo a una jaula, nos pegaba unos vuelos a la altura de la cabeza que nos dejaba acojonados. Hasta que pudimos reducirlo con una red. Nunca había tenido tan cerca a un animal de esta envergadura.
Un saludo