Hace poco en el apartado de 'Sugerencias,Opiniones y Novedades' descubrí un hilo titulado "SALVEMOS LOS MONTES" que abrió nuestro compañero LUSAN. Lo de los incendios es una lástima y da muchísima pena ver el monte destruído, sin embargo, compartí unas reflexiones que me gustaría que comentarais si tenéis tiempo de dedicarle a la lectura.
Mi opinión particular es que la humanidad no ha comprendido cuales son los efectos de sus actos en el ecosistema. Los incendios pueden ser naturales o provocados y en cualquier caso nos dan pena. Las dimensiones de éstos dependen sobre todo de la cantidad de combustible que hay en el monte (biomasa), y las medidas ultraprotectoras en cuanto a campañas de prevención de incendios ha generado una acumulación desorbitada de combustible en muchos montes. De hecho no es ni la primera ni la última vez que leo que los montes "están muy sucios de maleza". Algunos científicos están valorando la opción de permitir que los incendios sigan su curso natural de eliminación de material combustible en el monte, ya que muchas especies tienen mecanismos de defensa contra el fuego y están adaptadas. ¿Sería tan descabellado? A modo de reflexión me parece interesante.
En cualquier caso ver desastres como el de la Sierra de Gata, o el de hace unos años en Andilla (Valencia) te dejan el alma destrozada. Paisajes tan verdes y bonitos reducidos a cenizas...
Rescato este hilo, porque he leído un artículo de una revista que en los científicos se habian dado cuenta de que el sobreproteccionismo del monte puede estar generando más daño que beneficio. Todo esto lo digo porque en este hilo se habla sobre el desarrollo de normativa para la protección del monte. Hasta ahora la legislación y la normativa se ha basado en una protección sin condiciones, sin entender la importancia ecológica de determinados elementos. El fuego por ejemplo genera incendios a los que las especies se adaptan, lo que pensamos que es un desastre natural sin puede ser necesario para el medio natural.
Me explico. Todos conocemos las potentes políticas contra los incendios forestales que han desarrollado todos los Gobiernos. La prevención de incendios ha sido tan efectiva que los bosques presentan una ingente acumulación de biomasa. No olvidemos que lo que arde en un incendio es biomasa. Para agravar el problema de la acumulación de biomasa, se han practicado repoblación basadas en crecimiento rápido (generación de biomasa), en el aprovechamiento maderero y no en la ecología del monte y las especies mejor adaptadas al entorno.
Originalmente los incendios forestales ocurrían regularmente por causas naturales como los rayos. Los incendios quemaban sin control el monte hasta que se apagaban por la lluvia o porque consumían toda la biomasa a la llegaba el fuego. Eso hizo que en zonas especialmente propensas a los incendios, como la cuenca mediterránea, se desarrollaran especies adaptadas al fuego. Leía en la revista algunas adaptaciones como la de los pinos carrascos, que acumulan las piñas cerradas con resina en la copa del árbol, y que no las sueltan hasta que el árbol arde. Cuando arde la resina se derrite y las piñas sueltan todos los piñones de golpe, de modo que los pequeños pinos nacen sin competencia en el suelo quemado. Otras especies como robles o encinas protegen las yemas en las raíces, de modo que al quemarse la parte aérea el árbol puede brotar desde las raíces. Incluso el alcornoque protege las yemas en la parte alta del árbol porque tiene una corteza tan gruesa que aísla los vasos y las yemas del calor del fuego. El pino negro se auto-mutila y elimina las ramas inferiores de modo que la copa del árbol queda a tanta altura que el fuego no la puede alcanzar. Y así muchísimos ejemplos. En EEUU se está investigando la posibilidad de dejar arder el monte si se incendia, al menos si es por causas naturales. Permitir el autocontrol natural del medio, siempre y cuando se dejen las especies autóctonas y el ecosistema desarrollarse sin intervención o con una intervención mínima. Al final, pensándolo bien, un incendio elimina biomasa. Si los incendios son regulares la biomasa no se acumula y cuando el monte prende no arde con tanto descontrol. Incluso hay incendios de base o de suelo, que sólo limpian el sotobosque sin alcanzar las copas de los árboles. Os dejo el link del artículo firmado por el científico al que entrevistaban en la revista, así como otro artículo que la FAO publicó hace unos años.
http://www.uv.es/jgpausas/papers/Pausas-2015-TrendsPlSci_pinus-evolutionary-fire-ecology.pdf
http://www.fao.org/docrep/004/y3582e/y3582e08.htm
Todo esto lo digo porque la norma si se crea para proteger a los hongos, no debería hacerse en base a su uso recreativo, su explotación controlada, etc. Sino en base a su función ecológica, la necesidad ecológica del medio de que los hongos estén ahí, cómo participan en los ciclos biogeoquímicos de los nutrientes, de la materia orgánica o en las cadenas tróficas de los seres vivos del sistema. ¿Cómo implementaríais en la norma este aspecto ecológico?