Lo que me ha impresionado mas que los 41º que vi en un termometro a la sombra hace 2 semanas, fueron los 34º en Bronchales que no le debe faltar mucho para los 1000m
Pues si le falta mucho para los 1000 m, pero hacia abajo, porque esta a 1569, como dice Loreto.
La lengua ardiente de aire sahariano se prepara para entrar en la península a partir del lunes, con su punto álgido el miércoles.
El gran Roberto Brasero ha pronosticado hoy en el idolatrado espacio meteorológico de Tu tiempo para el miércoles 46º en Sevilla, así que a Córdoba échale 50º tranquilamente, y en Madrid están previstos 42º, 2 menos de los que pronosticaba yo, pues la lengua de fuego entrara finalmente un poco mas al este de lo previsto.
Quizá esto salve a la meseta norte de grandes calores, pero el Valle del Ebro, La Mancha y Andalucía puede llevarse la palma en cuanto a la ristra de efemérides termométricas tanto de máximas como de mínimas mas altas.
Afortunadamente, lo que sobreviva a estos 4 días de fuego que quedan, podrá disfrutar del refrescamiento posterior, que parece que ya se va a prolongar en el tiempo, y dará punto y final a la mayor ola de calor de la historia peninsular desde que hay datos registrados.
Desde el 27 de junio hasta el 23 de julio prácticamente todo el centro e interior sur de la península ha tenido o tendrá temperaturas entre 3 y 5 grados superiores a lo normal durante una serie de 26 días, encadenando casi un mes seguido de noches tropicales y de máximas por encima de los 35º.
El verano del 2003 ya ha sido prácticamente olvidado al lado de esta situación que hemos vivido y aun nos queda por terminar de pasar, y todavía nos queda todo agosto, donde podría repetirse la canícula, o incluso ser aun mucho peor, pero como esta lejos lo iremos viendo.
Parece que en julio al menos ya no habrá que sufrir mas a excepción de ese periodo de lunes a jueves de la semana que viene, donde es muy probable que se de el repunte de calor mas potente en la mitad sur y centro de la península de todo el verano.
Esperemos que las miles de chispas que caigan mañana por todas partes sobre los deshidratados bosques ibéricos no prendan en la maleza, y si lo hacen, que la lluvia posterior pueda apagar los conatos incendiarios sin problemas.