Manuel, con las lagartijas es cuestión de paciencia. Si la tienes son capaces hasta de subirse encima. Tuve un amigo que tenía una amaestrada; la llevaba al monte en la mochila y se dejaba tocar. Siempre hay que andar con movimientos suaves y poco a poco van confiando en ti. Yo he llegado a darles de comer en la mano.
Saludos.