Desde luego no está en los primeros puestos de la lista de las mejores setas comestibles.
A mí no se me ocurrirá comerlos otra vez, aparte de por su sabor algo raro (falta de costumbre puede ser, o no saber el método de preparación más adecuado), por su blandura de carne y lo peor, su efecto laxante (que a mí sí me lo produce). Sin embargo conozco gente que les gusta comerlos y no tienen un estómago como el mio tan delicado.
Cada uno es un mundo y para gustos colores.
Saludos