Visito la página de Granada Natural, la página del Cañaeja Nazarí y entre otras veo la foto del Halcón y su Boletus queletti, que perfección, hay detrás micología, fotografía, filosofía, ciencias naturales y literatura, un sabroso cóctel de sensaciones, un algo que transmite y enseña, tiene también aroma de autoretrato, de quien se ha cobijado en el lugar soñado y de sincero agradecimiento al amigo. Ayer primer sábado de octubre salí al monte acompañado de Merche arqueóloga profesional que, milagro!, vive y trabaja de ello en Arkeolan, experta en la época romana y medieval, y de Juan, reconocido antropólogo de Aranzadi, que no vive de ello, pero es especialista en mitología y toponimia. Algo de esto echo en falta en Granada Natural, con sus secciones de fósiles, geología, astronomía, etc, cuando la antropología se hace imprescindible para comprender las complejas transformaciones del medio a lo largo del Holoceno. Salimos del arrabal urbano, quedamos en la alquería de Juan, caserío Etxeberri y buscamos nuestra particular alcazaba, nuestro gaztelum, nuestro castillo.
Yo escucho y escucho, y a veces pregunto. Cuando la ininterrumpida conversación de cuatro horas se vuelve compleja y hacemos un alto en el camino, sigo escuchando mientras fotografío lo que se deja ver, Spirantes spiralis una pequeña orquídea que florece a principios de otoño y que tiene la particularidad de que las flores crecen en forma de espiral a lo largo del tallo floral.
Salimos de la calzada, entramos al bosque fuera de caminos, buscamos una pequeña cima oculta, en la que hay una cueva, y un círculo de piedras antiguas, que forman una estructura probablemente relacionada con labores pastoriles muy antiguas. Un lugar de reunión secreto, según Juan con aroma normando, entre vikingos, francos, vascones, romanos, visigodos y normandos, pie a tierra, y me encuentro con Clavariadelphus pistillaris, especie abundante hasta hace unos años y actualmente en regresión al que llamo el “mazo troglodita”, sólo faltaban los trogloditas en esta reunión y el debate deriva en pasión y desenfreno verbal.
Salimos de nuevo a las campas, y es increíble lo que pueden ver ojos expertos que saben mirar, que saben descifrar en las pequeñas hondonadas, en vulgares montículos de tierra. Merche nos enseña una estructura a la vista para quien quiere ver, tres muros enterrados y circulares de unos 6 metros de diámetro cada uno, y escasamente separados entre sí por otros cinco o seis metros. Las posibles interpretaciones de este reciente descubrimiento son difíciles de hacer sin excavar, y mientras Juan y Merche planifican y servidor escucha, pie a tierra de nuevo a por caca de vaca, abundante abono, creo que es Coprinus niveus, pero me asaltan las dudas y estimo que algún amigo de FM si es oportuno me corregirá.
Nos despedimos de Juan, y justo antes de coger el coche Merche me pregunta a ver si por aquí hay setas. Le llevo a mi bosque indicador, al secreto y de fácil acceso lugar que siempre me dice lo que hay en los bosques de los alrededores. Vemos muchas cosas, nos queda poco tiempo, pie a tierra y novelón “Crimen en el setal” en palabras del hombre de pocas palabras: “paragüas marrón, caspa gris, despeinada en la adolescencia y peinada conforme se va haciendo mayor, pie grueso manchado de gris y olor a rábano o a patata cruda”
Entiendo perfectamente que la hiperespecialización a la que la ciencia moderna nos tiene acostumbrados es necesaria, pero y ¿el humanismo? Claude Lévi-Strauss eminente antropólogo francés insinuaba que la filosofía había muerto, que solo nos quedaba la antropología, reconocer lo que fuimos, para asumir donde estamos y poder planificar a donde vamos, y esto no se consigue con "especialistas" sino con personas multidisciplinarias pero sobre todo humanistas. Saludos a TODOS los foroforeros.