11 de septiembre de 2013, claros azul azules y nubes blancas blancas en Gaztelumendi. Entre abedules, robles pedunculados, hayas, pinos, majuelos y acebos, el helecho ya se ha cortado y amontonado para hacer prado asequible al ganado durante el próximo invierno.
La semana anterior pasee por este mismo lugar con un joven arqueólogo de Aranzadi y un viejo historiador especializado en castillos medievales. Buscabamos restos de la Edad de Hierro y encontramos una “pintada” en el lapiaz. Se apreciaba claramente una pared “cincelada” a sangre, sudor y lágrimas ……
….y un murete de piedra que a todas luces no era de majada. Fotos, informaciones, biblioteca, archivos, correos electrónicos, preguntas a expertos y llegamos a la conclusión de que ese murete corresponde a la Guerra de la Convención de 1794, allá cuando en sus inicios la Revolución Francesa peleó por anexionarse las provincias vascas, Pirineos y Catalunya. Castellanos y Gipuzkoanos decoraban sus defensas con cruces dedicadas a santos ante los descreídos gabachos.
En el bosque las setas nos indican la cercanía del otoño, en el prado los saltamontes toman un “relaxing sol in the Gaztelumendiz plaza” y bajo las piedras las hormigas cuidan con esmero las larvas, algo ha llovido, pero poco y florecen espectacularmente las crasuláceas.
El año anterior confundí pinzón con camachuelo, y el viejo sabio Halcón granadino me corrigió con gracia y delicadeza; en el camino ya de vuelta, y con el objetivo equivocado en la cámara, en esta ocasión si se dejó ver el dichoso pájaro, corríjame Halcón, para recordar momentos que no fueron y soñar con los que vendrán.
Saludos camachuelo, por ti todo bien está.