En este post no podía faltar el criterio de Mariano, así que voy a aportar mi ilustrada opinión.
Yo creo que la culpa de lo que esta sucediendo con las setas es de los mandamases de los pueblos, (por no llamarles de otra manera) que explotaron intensivamente los medios de comunicación y las distintas administraciones para darle publicidad a las setas para después venderlas y así sacarle beneficio al monte, o fomentar el mico-turismo o la mico-gastronomía local, todo ello con un afán lucrativo, olvidándose de la conservación.
No digo que esté mal, ya que todo el mundo tiene derecho a sacar partido de sus riquezas, y más cuando se trata de las riquezas de zonas rurales y deprimidas; pero creo que deberían haber sido mas prudentes y comedidos a la hora de publicitar sus productos micológicos, y antes de nada haber regulado su recolección privando los intereses ecológicos por encima de los bolsillos, pero el español lleva en la sangre el gen de la codicia, y al final ha pasado lo que tenia que pasar.
Ahora que gracias a toda esa propaganda el consumir setas a toda costa se ha convertido en deporte nacional y ya no se puede detener la invasión de los montes, pues todo el mundo quiere salir al monte a llenar una cesta de boletus (o todas las que pueda), los municipios con bosques de producción fúngica comercializable ven que se les acaba el chollo, se arrepienten de haber promovido tanto las recolectas de hongos y quieren ponerle puertas al campo, cuando siempre ha estado abierto de par en par, lo cual inevitablemente lleva a general conflictos sangrientos entre aficionados de la capital y la población local. Me viene a la mente el refranero popular, que esta plagado de refranes muy sabios que están cumpliéndose a la perfección: la avaricia rompe el saco, cria cuervos y te sacarán los ojos, siembra vientos y recogeras tempestades.
¿Y cuál es la solución? Acotar puede ser una de ellas, pero debe primar el conservacionismo, y no la recaudación de fondos, que es pan para hoy y hambruna para mañana. En este sentido, la recolección comercial es un absoluto despropósito, se vuelve a lo mismo, fomentar la comercialización de las setas, que es lo que ha provocado el problema. Sólo estaria bien acotado si se limita las cantidades a todos los asistentes, sean locales o foraneos, aficionados o comerciantes (ladrones mas bien diria yo).
En cuanto al origen del problema rumano, no está en absoluto en las características de aquella etnia o nación, como muy brillantemente se ha defendido en algunas intervenciones anteriores, sino en la codicia de algunos empresarios con pocos escrúpulos (afortunadamente no son todos, pero con que haya unos pocos ya supone una seria amenaza para nuestros bosques), que se dedican a la intermediación, distribución y venta de setas, (preferentemente boletus y niscalos).
Estos especímenes prefieren importar mano de obra procedente directamente de Rumania para sacarle más rentabilidad a las setas y forrarse aún mas, aunque sea a costa de arrasar los montes y rastrillar sistematicamente los pinares. Los oscuros motivos de esa elección rumanera son variopintos, pero todos ellos con el mismo objetivo: el lucro personal. Por ejemplo, que los rumanos son mas fornidos y resistentes al vivir siempre en la intemperie o en el campo y por tanto, más sufridos y eficientes recolectores. Y lo principal, que como no tienen para comer, se contentan con poco dinero (por supuesto, sin contrato y sin licencia, ni limitacion de kgs, ni respeto por las tallas minimas, o sea, totalmente ilegalizado todo.)
¿Por qué no contratan españoles, con la tasa tan elevada de paro que tenemos en España? Si se hiciera, se solucionaria un poco el tema del paro local, pero la pela es la pela y este tipo de comerciantes unos husmias, a los que la conservación les importa bien poco. Prima en ellos el beneficio cortoplacista que tanto daño ha hecho y sigue haciendo al planeta a lo largo y ancho del globo, y dificilmente un español va a trabajar 12 horas de sol a sol para recoger 30 o 40 kg de boletus por 20 € el jornal, que es lo que ofrecen estos señores, para que el comerciante se lleve luego 500 euros limpios sin pisar el campo.
Este tipo de explotación es la que esta destruyendo los bosques españoles a pasos agigantados.
La cárcel es poco para lo que se merecen estos seres. Yo les daría un coctel de amanitas vernas y phalloides mezclado con cortinarius orellanus, y de postre unas giromitras y unos paxillus crudos. El que aniquila las setas a setazo limpio debe morir.
La otra solución, la radical, consiste en prohibir comercializar setas de cualquiera de las formas posibles, al menos hasta que se regule todo lo demas y se encarcele a todos los explotadores de rumanos para siempre. Esta solución de seguro que solucionaba todo el problema, y si no se aplica, es por el temor de las gentes de los pueblos de tragarse todas las setas y no poder sacarles ya beneficio, con lo que se iría al garete todos los esfuerzos de años promocionando la micogastronomia y los productos fúngicos locales.
La solucion ideal, sería la mas ponderada, prohibir tajantemente la venta de setas, o bien regularla y limitarla a la minima expresion, como se regulan las capturas de pesca, en conjunción con un potente sistema de acotamientos homogeneos y bien vigilados (donde todo el mundo pague por igual), pues esta aficion se ha popularizado tanto que solo con la venta de permisos de aficionado y el micoturismo podría salir rentable, y lo que es mejor, seria sostenible, pues como ahora están montados los tipos de permisos, los cotos de sostenibles tienen muy poco, o más bien nada:
Por una parte, el recolector local por una mínima cantidad puede coger un cestón de setas a diario, y el comercial pagando puede llevarse medio monte si quiere (el que pague, pero ya hemos visto que los que trafican con mano de obra rumana ni eso).
Ya tiene ventaja el recolector local sobre el foráneo en su cercanía al monte, solo faltaba que encima apenas pagando 4 duros pueda coger setas a diario. Las setas y la naturaleza es de todos y todo el mundo tiene el mismo derecho a ella.
Yo celebraría la prohibición total de la venta de setas, o al menos su regulación, pues considero que comprar setas es una tontería mayuscula, (aunque antes las compraba alguna vez, pero muy poca cantidad). Cogerlas es lo mas importante de nuestra afición, y reconozco que a veces las comes ya que las has cogido por no tirarlas, o las regalas. Yo lo considero un deporte, como la pesca, o la caza. El comer la pieza es lo de menos, lo valioso es el capturarla. Asi que, el que quiera setas que se moje los pies y coja unas cuantas garrapatas. ¿Qué es eso de ir al supermercado a por hongos, como las señoritas? En fin, esto es la nota mas jocosa de la disertación.
No sé si me dejo algun punto sin tratar. Creo que lo he tocado todo y ha quedado clara mi postura, pero de todos modos si alguien quiere saber mi opinión personal sobre alguna otra cuestión, estoy abierto al debate y la mesa redonda.
Un fortísimo abrazo micoproteccionista, y precaución para el próximo sábado que es luna nueva y se esperan potentes pedriscadas y diluvios relámpago. Como reza el epitafio, si pinicoleando el cielo oyes rugir e incinerado antes de tiempo no quieres morir, en el corazon del bosque te debes introducir. Amen.