La verdad es que el bosque está a punto, pero todavía se ven pocas cosas. La sequía de este verano ha hecho estragos y todavía no han caído muchos litros para empapar bien el terreno, pero bueno , el paseo y las foticos no nos los quita nadie.
El bosque es perfecto, con sus viejas hayas aprovechadas hace años para leña. Una forma sostenible de mantener el bosque sin necesidad de talarlas. De esta manera el suelo se mantiene limpio y es practicamente imposible un incendio e impide el crecimiento de plantas invasoras. Además estas hayas producen gran cantidad de hayucos (fruto del haya) que da de comer a infinidad de animales.
Aunque el terreno esté seco los tocones viejos nos regalan estos coprinos que se encargan de descomponer su madera para que siga la vida.
Aquí os presento a la Russula ochroleuca.Yo creo que es bastante fácil de distinguir por su color; yo diría que único. Aunque como bien me decía Juan en la excursión que hice con él la semana pasada, el que conoce un par de rúsulas es un buen setero, el que conoce tres ya, ni te cuento y el que conoce más es un mentiroso.
Los cortinarios, aunque difíciles, en algunos casos lo son menos si los encuentras en diferentes etapas de su desarrollo y observas los cambios que sufren, por ejemplo en la foto se puede ver el cambio de tonalidad de las láminas: al principio azuladas y luego marrones.
Estas armillarias, aunque sean el terror de los bosques, también se merecen una foto. Además, aunque en principio, sabiendo el daño que hacen nos puedan resultar antipáticas, seguro que cumplen su función .
Este otro cortinario, aunque no lo olí, tiene toda la pinta de ser el suaveolens. Cuando llegas a casa te das cuenta de cuántas cosas has hecho mal. A lo mejor alguien me lo confirma. O no...
Esta bonita amanitopsis que puede ser la A. fulva aparecía solitaria y se veía de lejos entre las hojas. Allí se quedó.
Entre unos arbustos, esta epeira con su crucifijo a cuestas tejía su tela sin usar la regla.
Y ya de vuelta para casa no he podido por más que pararme a la orilla del pantano. Mañana hará bueno y habrá que volver a mover las piernas y a sorprendernos de lo que nos ofrecen nuestros bosques; el horizonte está rojo.
Hoy tenía ganas de contaros cosas.