Es evidente que a nosotros, los seteros, nos duele especialmente un incendio, máxime si se produce en uno de nuestros setales o muy cerca. Por desgracia, nosotros no podemos hacer otra cosa que desear que llueva y mucho, y que pase el calor que lo prende todo con una chispa, porque es lo único que puede salvar nuestros montes. A ver si cambia la tónica del último año y empieza a llover con fuerza, sobretodo, por el sureste que es donde peor lo levamos últimamente. Un saludo, compañeros. Aunque no sirva de consuelo, por lo menos la zona que todos conocemos por la quedada se ha salvado de la quema. Crucemos los dedos para que siga sana y salvo.