Como decía Miguel (Miguelitem) no íbamos a por setas sino a por seteros. La cocina de estos es un poco distinta de la de las setas, requiere dedicación y atención. Yo esta vez los hice de la siguiente manera:
Sales temprano, porque es una especie a la que le gustan las primeras luces del día, calientas motores un poco, vuelta arriba, vuelta abajo, buscas un barecito para lo del café, y mientras tanto ya van acudiendo algunos.
Cafetito calentito, que les sienta bien en general, y unos kilometritos rodando por ahí "en busca de la seta perdida". Mientras tanto, a fuego lento, vas haciendo las conversaciones, comentarios, generalidades de zonas, etc.
Una vez los primeros minutos y kilómetros pasados, hay que darles de comer algo, pero ellos también son previsores y traen cosas para dejarlas caer en la mesita (por cierto, con abrigo de invierno en este caso), y si hay suerte, alguno trae hasta cafés y copas, y es que, como en todo, también dentro del género hay varias especies ...
Después hay que volver a pasarlos por unos kilómetros, que es una especie, al menos la valenciana, a la que le gusta y lo suele llevar bastante bien. La ingestión conjunta de viandas suelta las lenguas, se entra más en lo particular, empiezan las risas, anécdotas, batallitas ...
De vez en cuando conviene parar y sacarlos un poco a que estiren las piernas y tiren fotos, es otra peculiaridad que tienen, y les gustan los sitios húmedos, aunque de húmedos tengan la historia y los recuerdos y punto.
Al final de los preparativos ya se echa el resto de los seteros a la cazuela, se riega bien con cerveza y se deja cociendo en su jugo, que anda que no les gusta ...
Luego sigue con más cerveza, vino, comida, charlas, licores y hasta primicias de vídeo. Y por supuesto, esa pos-comida que se estira y se estira, y a la fresca, que también les gusta.
Os tengo que decir que a mí el sábado me salieron buenísimos, ¿y a vosotros?