Por desgracia esta viene siendo la tónica general de muchos de los montes que cubren la piel de toro. A ello nos debemos de ir acostumbrando y peor aún a las medidas que se puedan tomar, que seguro serán peor el remedio que la enfermedad. Lo que se debe de regularizar es la comercialización de plantas, frutos y setas silvestres, para que pueda ser identificado desde quién las recogió en el monte hasta quién te las sirvió en la mesa del restaurant. Creo que a la recolección para uso propio lo único que hay que hacer es establecer unos máximos de recogida diaria y hacer licencias nacionales con examen de conocmientos básicos de micología y naturelaza, que además incluyan un seguro de riesgo (como los deportes de montaña), y los recolectores comerciales previo amplio examen de conocientos micológitos y forestales, además de tener que pagar el I.A.E. (Impuesto de Activivades Empresariales), así como autónomos y seguridad social. Esa es la mejor fórmula. Pero para ello se deberían hacer un censo de carácter nacional donde se pudieran inscribir las superficies forestales abiertas a ello, y que cada municipio arreglo a la masa forestal censada en el mismo, recibiera de la administración subvenciones (cuyos fondos procederían de parte de lo recaudado en las diversas tasas que se deberián pagar para obtener las licencias, así como un impuesto especial para el sector comercial micológico) con los que poder hacer frente a la regulación y control de los montes de forma exaustiva, creando así un marco legal-comercial que sería satisfactorio casi para todas las partes además de dar mayor seguridad y control ante la comercialización de especies micófagas. Salu2