En esta ocasión salí con mi padre.
Donde tantos cibarius habíamos cogido la semana pasada, para que el hombre se estrenase con ellos.
No nos fue mal, pero nos deja el sabor agridulce de saber que será la última salida de la primavera.
Os dejo unas fotos de unas setas preciosas y que se están ganando un lugar en mi corazoncito setero:
Y como lo prometido es deuda aquí tenéis la última foto.
Una cesta llena, que simboliza una temporada plena.
Unos rayos de sol de una tarde que languidece, tarde de una primavera que agoniza.