La soberbia de Homo sapiens no tiene límites, somos mas chulitos que el manto de la Macarena. Existen miles de especies de hongos que carecen por completo de fase sexual, o al menos nadie la ha encontrado; estos curiosos hongos antes llamados Deuteromycetes, ahora se les clasifica como “Fungi imperfecti”, una especie de cajón de sastre donde ocultar nuestra ignorancia. Vamos, que somos más listos que el representante de “la Esteban”, los “imperfectos” son los hongos, sólo porque desconocemos muchos de sus secretos, y nosotros en cambio, a pesar de ser unos recién llegados a este maravilloso planeta azul, además de sapiens, nos autosubrayamos en negrita como subespecie “sapiens”, de risa latina y ombligo de piercing perfecto.
En el número 1 de la revista CestaySetas se describía someramente a Termitomyces titanicus como la seta más grande del mundo, se explicaba que era simbionte de Macrotermes natalensis, una especie de termita Sudáfricana que construye unas imponentes “catedrales naturales” que todos conocemos por los documentales de La 2. Estos insectos inventaron la agricultura hace más de setenta millones de años, bastante antes que los cazadores y recolectores de hace 12.000 de la media luna del cercano oriente.
Las termitas construyen cámaras en donde cultivan los hongos, y estos serán los que se harán cargo de la digestión de la celulosa. Las termitas labran, preparan el suelo, fertilizan, suprimen la sexualidad de los hongos, moldean el micelio, podan los brotes malsanos de hifas e impiden por completo que el hongo alcance su fase sexual, tal y como hacemos nosotros con las sandías, limones o naranjas sin pepitas, creyéndonos que hemos descubierto el fin del mundo.
Si fuera por las termitas Termitomices titanicus seguiría siendo para siempre un Fungi imperfecti en vez de un basidiomiceto. Las setas solo son una manifestación externa de la vida secreta sexual de los hongos y Termitomyces solo produce esas inmensas setas de un metro de diámetro cuando las termitas mueren o queda abandonado el termitero, no en determinadas épocas del año, ni influenciadas por lluvias estacionales.
Cada vez queda más claro que los sistemas vivos no pueden ser comprendidos sólo desde el análisis, no es suficiente; el entorno y los ecosistemas funcionan en red, habitualmente vivimos pensando que el universo es una colección de objetos, que la micología es un listado de especies, o que Foromicológico sea solo un grupo de recolectores y cocineros aficionados, mientras nos olvidamos del contexto en el que discurre el tiempo, del espaciotiempo, de la relatividad de las cosas, de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, y en el fondo sin quererlo lo único que conseguimos es olvidarnos hasta de nosotros mismos, en perjuicio de los que aún no han venido.
No te autosubrayes, autoorganízate.