El otro día voy por el campo, nos cruzamos con una señora buscando setas (con sus medias y zapato de tacón) y al ver una lepiota la coge corriendo y se le escucha, que bien esta es la que se come en mi pueblo, pero esta un poco pasada…
Menos mal que no se trataba de un ejemplar mas joven, le comente que no es una procera, que no tiene un anillo doble que sube y baja y que no tiene el pie “atigrado”, además del tamaño. Y la señora en sus trece que no, que se come en su pueblo y que si, que son mucho mas grandes pero que no habrá podido crecer lo suficiente, en fin. Ni quieren ni se dejan informar.