Salgo de mañanera el domingo 2 de septiembre, en busca de cangrejos, sí, sí, me picó mogollón la cangrejada marinera del tocamerroque de Juanroque, y con alguna información de cierto lugar en el que parece aún suspira el cangrejo autóctono, bien apoyado como siempre, comienzo a seguir y literalmente ascender por una laberíntica regata, que pronto se me descubre por las huellas y restos, como una senda habitual de cazadores. Sueño despierto....... y en vez de estar en Gaztelumendi, me siento en la senda de los cazadores del circo de Soaso en Ordesa. Encuentro la primera seta en grupito y al lado de la regata, creo que es Gymnopus confluens, pero tampoco estoy seguro, la marcha y la ruta, me impiden detenerme a diseccionar la seta o fabricar un bodegón natural para que quede más guapa; como siempre también me olvido de olerla, aunque voy aprendiendo. Tal cual.
Regata arriba encuentro alevines de trucha y creo que Coprinopsis lagopus, sigo paseando, y voy recordando la entrevista que leí dos días antes, en una revista comarcal a un reconocido micólogo de Aranzadi. Cuenta que su padre salía al monte a por setas sin cesta, que cogía una ramita de avellano en donde trinchaba las setas, y cuando la completaba volvía feliz a casa; cuenta también que hoy día no hay educación en el monte con las setas, que se cogen todas, que nadie deja una comestible, no vaya a ser que la coja otro; cuenta también, que hace treinta años una buena mañana era capaz de fotografiar 300 especies diferentes, pero que hoy día y en temporada resulta muy difícil captar más de treinta, que la Rusula virescens, antes muy común, ahora es muy rara, y que jamás va a eventos micológicos en los que se premie al cesto con más cantidad de una misma especie.
Levanto y levanto piedra tras piedra, pero el esquivo cangrejo se resiste, y en una haya caída en un talud casi vertical encuentro a Laetiporus sulphureus, me juego el tipo para afotarla, pero al final merece la pena. El monte sigue muy seco y la hierba todavía casi amarilla, aunque las escasas lluvias y la humedad, han cambiado el tono general del paisaje. Este año seguiré cogiendo setas sin cesta, aunque prometo una buena y variada ramita de avellano.......
.... y claro, seguiré intentando encontrar a Austropotamobius pallipes, ¡Te la tengo guardada Juanroque!