Jueves 9 de agosto, la vida continúa a pesar de la requeteanunciada ola de calor, 32º a 600 m.s.n.m. y a 15 km. en línea recta de la costa cantábrica, postergo la salida hasta las 19:30 y visito a Inonotus hispidus, lo encuentro en espectacular esporada. En plena sesión fotográfica me encuentro con Mariano, camionero recién jubilado, que cría caballos, limpia caminos, arregla cercados y cuida el monte. Le enseño la seta y me cuenta que en su juventud, cogían esta seta, la dejaban secar en la gambara del caserío, y luego el Sábado Santo iban con ella a la iglesia a la ceremonia del "fuego nuevo". El cura encendía con pedernal un fuego nuevo en un rincón del atrio, los jóvenes prendían la yesca que era bendecida con agua bendita y la sujetaban con un alambre; luego iban de caserío en caserío, entregando el "fuego nuevo", el viejo se destruía por completo; era costumbre en tiempos de penurias y a la vez almorzaban sin gasto y una excusa con la que ganaban algunos céntimos para bajar el domingo a la ciudad.
Los rituales de "fuego nuevo" son habituales en mesoamerica y fueron muy comunes en toda la España rural. Creo que mi amigo Mariano equivocó ayer la especie, ya que la seta habitual de esta vieja tradición es Fomes fomentarium, que aunque cuesta secar más tiempo, luego conserva mayor cantidad de material ígneo.
Fuego nuevo y economía de subsistencia, la historia se repite.
Saludos.