El sabado, como casi todos los sabados, sali al monte. Llovia cuanto apenas, pero lo suficiente para despues de varias horas estar calado.
Me gusta ir solo cuando salgo al monte, para poder disfrutar de la naturaleza y del silencio, para mi es una sensación única, casi como una adicción.
Fui a uno de mis sitios preferidos, donde siempre he cogido rebollones, no habia ningún coche ni en las carreteras, ni es los caminos.
Donde semanas antes, no podias ni andar 100 metros sin cruzarte con alguien, hoy nadie.
La gente dice a estas alturas del año:"ya hace mucho frio y esta todo helado, asi no salen las setas".
Como decía nadie en Kilometros a la redonda (Ni cazadores).El monte estaba increible de verde y de humedad.
Entre difentes variedades de russulas, y algun rebollon despistado, las negrillas se hallaban apilladas como en manojos, habia a cientos, las llanegas blancas rompian con el verde monotono del suelo, las grises dificiles de encontrar se dejaban ver en vez en cuando, y como colofón del bodegón, las lepistas nudas de un tamaño que yo antes nunca había visto.
Si el cielo existe debe ser algo asi.
Pido perdón si suena un poco cursi o si me hago pesado, pero necesitaba decir lo que sentía.