El objeto del reportaje no es otro que intentar mostrar lo que uno se puede encontrar a día de hoy en lugares muy recónditos, en aquellos lugares que como bien sabemos los que conocemos al bueno de Emilio, son esos microclimas de verano especiales que con cuatro gotas contadas hagan tremendas brotadas en un abrir y cerrar de ojos, por lo que hay que estar muy atento o lo único que pillas, como bien a apuntado Xiquet, son ejemplares que bailan de la vida que llevan en su interior. Sólo conociendo el monte en perfectas condiciones hay posibilidad de evitar hacer porra, hace 2 semanas estubimos en el mismo lugar y no pipamos ni una seta, y sin embargo 2 semanas más tarde booommm. Evidéntemente si no hubiera ido esa primera vez no hubiera sabido que aquello estaba a punto, lo que te lleva a la conclusión que todo viaje al monte es de gran provecho pues nos indica el estado del monte ante determinadas condiciones climáticas y eso nos permita sacar conclusiones a medida que el setero va adquiriendo mayores conocimientos sobre cada seta en particular y sus gustos y predilecciones. Hoy sin ir más lejos mi padre ha estado de viaje por aquella zona y me ha dicho que parece todo un secarral, con lo que si no llego a ir el jueves no hubiera pipado ni una. Salu2