Era algo que se veía venir, de hecho, no es que se viera venir, es que micólogos tan famosos como P. Karsten o Quélet ya lo llamaron respectivamente Rostkovites badia e Ixocomus badius en el siglo XIX. Macroscópicamente es un taxón a caballo entre Boletus y Xerocomus y parece que los estudios moleculares (que habrá que verlos) lo avala.
Aún así, sin conocer la publicación donde se crea el género, no soy capaz de responder a las dudas que saltan:
¿En verdad hay tanta diferencia molecular con Xerocomus? ¿El estudio molecular tiene peso suficiente? ¿Por qué no se usan en caso de que realmente se sostenga como género nuevo los nombres del siglo XIX?...
Un saludo